lunes, 22 de agosto de 2011

La Caverna de Platón, Heidegger y Carpio. (segunda parte)

En otras palabras, el modo de ver de los hombres en general, en lo que se refiere a sí mismos y al mundo que los rodea, es un modo de ver deformado por medios falsificadores, por sus propias pasiones y prejuicios, y por las pasiones y prejuicios de las otras gentes, tal como se les trasmiten mediante el lenguaje y la retórica la prensa y la televisión, la propaganda y la política. En estas condiciones, pues, los hombres ni tienen libertad ni verdadero conocimiento (e ignoran que no los poseen).
Y es que, precisamente, cuando comienza la educación (paideia), la reflexión filosófica, cuando el hombre empieza a salir de la tiranía de la "gente", del impersonal, se siente como perdido, turbado, confuso, porque todo lo anterior, en que hasta ese momento había vivido, le parecía claro y evidente, en tanto que ahora todo lo ve borroso y oscuro, a pesar de que se trata de cosas más verdaderas y reales que las que antes percibía.