"Los hombres son marionetas, que no se ven izadas por hilos
externos, sino accionadas por una maquinaria interna; de allí que, al
espectador externo, sus movimientos le resulten inexplicables ... Esta
maquinaria es la voluntad de vivir: un impulso tan irracional como infatigable,
algo respecto a lo cual, el mundo externo carece de cualquier explicación o
justificación que posea una razón suficiente. Se trata del deus ex machina.
Dicha voluntad es la que hace moverse a estas marionetas —aun cuando parezcan
atraídas por los objetos, los cuales no poseen fuerza para ello— y las mantiene
firmemente sobre un escenario del que harían mutis por el foro en cualquier
instante.
Los objetos externos, en cuanto motivos, determinan únicamente la dirección del
movimiento de tales títeres, pero, en modo alguno procuran la razón suficiente
del movimiento mismo, pues de lo contrario la causa no se compadecería para
nada con el efecto. De todo esto se desprende que la vida no compensa tomarse
tantas molestias y que, por lo tanto, ella misma no puede ser la meta."
Arthur Schopenhauer.
El mundo como voluntad y representación.
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